Desaparecido
Tras el escándalo por sus infidelidades, Tiger Woods lleva 67 días sin mostrarse; seguiría en una clínica por su adicción al sexo; volvería a jugar en Augusta Por Silvia Pisani Corresponsal en los Estados Unidos 02 de Febrero de 2010 - 00:35
WASHINGTON.– Paradojas de la vida: pensar que, cuando –con tanto celo– se negaba a conceder entrevistas, siempre argumentaba que su vida era "muy aburrida".
Hoy, a 67 días de que aquel raro accidente de auto con dos versiones (una oficial, y otra, oficiosa, que habla del intento por ocultar un caso de violencia doméstica protagonizado por una esposa enfurecida, descargando la rabia con un palo de golf contra el auto de su marido en retirada) la vida de Tiger Woods es un misterio.
Un enigma por el que –en sólo diez semanas– la vida de un hombre de 34 años, número uno del golf, ídolo del deporte y la mejor versión del alma serena y reflexiva, se desbarrancó en un escándalo de adulterio, alcohol y –ahora, se sabe también– adicción al juego. Un perfecto Mr. Hyde detrás de un perfecto Dr. Jeckyll.
Hoy, pasados los primeros días en que la borrachera de morbo cabalgó al ritmo de los relatos de amantes y pretendidas amantes (ya vamos por la número 19, y siguen llegando) confesando por televisión las supuestas destrezas amorosas de Woods, la sensación aquí es la del hastío que provoca la repetición.
Todos los días hay una. Y todas tratan de superar el relato de la anterior. "Es un cerdo", dijo quien, hasta ahora, es la última en el listado de partenaires: una modelo de nombre Cori Rist.
Pero, más allá del circo de un harén enloquecido, Tiger no habla desde el 12 de diciembre. Ese día, dos semanas después del estallido del escándalo, admitió en su web oficial las infidelidades y anunció que se retiraba "por tiempo indefinido" del golf profesional. Que lo único que le importaba, mientras tanto, era recuperar a su familia. Si eso era posible. Y pedir disculpas por la decepción que causaba.
¿Qué fue desde entonces del ídolo caído? Supuestamente, pasa sus días internado en una clínica para "superar" el problema "de su adicción al sexo". Signifique esto lo que signifique.
El sitio elegido es la clínica Pine Grove Behavioral Health, en Hattiesburg (Mississippi), un centro que lidera el doctor Patrick Carnes, reconocido experto en temas de adicción al sexo y autor de varios libros, entre ellos, uno titulado "Don’t call it love" (No lo llames amor) que, por cierto, y alentado por el "Caso Tiger", ha vuelto a las góndolas de las librerías."Este tipo ya no será la cara para el aviso de relojes caros, pero sí que ayuda a vender libros de sexología", ironizó ante La Nacion un empleado de la librería Brooks, a tres cuadras de la Casa Blanca.
¿Es Woods el chico de la foto que se pasea por los alrededores de la clínica, aquella que apareció en el diario Daily Mirror? ¡Quién lo sabe! La clínica no lo confirma. Y dentro de la privacidad –o lo que queda de ella– con la que pretenden manejarse estas cosas, sí se sabe que un tratamiento "básico" allí no baja de los 60.000 dólares y que suele durar 18 semanas.
En ellas, se pasa por varios ejercicios. Un período de castidad absoluta, un examen permanente de conciencia en el que –al igual que con los maridos golpeadores– hay que escribir en una libretita cuáles son los "fantasmas" y las "fantasías" que se adueñan de la mente antes de perder el control. Y otro, más bravo, que consiste en confesar a la pareja el detalle de lo que se hizo, dónde y con quién. Una "verbalización" que ayude a espantar el tabú, explica el texto, en el que –para quien quiera saberlo– se define como "adicción al sexo" al comportamiento obsesivo-compulsivo con un componente sexual. Es decir: cuando el sexo controla y determina otros ámbitos de la vida.
Quienes ven el vaso de agua medio lleno, dicen que de esto –y de todo lo que lo rodea en cuando a pérdida de control– se sale. Quienes lo ven medio vacío, aseguran que la internación tiene mucho de intento judicial para evitar el divorcio que, de concretarse, podría ser el más caro de la historia. Los cálculos –que ya se ensayaron– dicen que a Elin Nordegren, la modelo sueca con la que Woods se casó hace seis años y con la que tiene dos hijos, le corresponderían no menos de 300 millones de dólares de los 1000 que se calcula que acumuló el jugador. Ella, lo único que ha dicho, es que hará lo necesario para evitar que sus hijos sufran lo que ella sufrió cuando se separaron sus padres.
Con todo esto, ¿cómo volver al golf o, en tal caso, cómo hacer para volverse inmune al latigazo de la calumnia murmurada mientras se mide la mejor forma de pegarle a la pelotita?
Los optimistas dicen que Woods vuelve para el Masters de Augusta, primer major de la temporada, en la primera semana de abril. El golf celebraría: con la economía en recesión y sin la gallina de los huevos de oro, conseguir auspiciantes y dinero para los torneos se está haciendo cuesta arriba al negocio. En lo personal, a Woods el escándalo ya le cuesta caro: General Motors, ATT, Procter and Gamble y Tag Heuer le retiraron los auspicios. Nike, la firma de indumentaria deportiva, en cambio, se mantiene firme. "Para ellos es fácil. Porque apuntan a las inobjetables virtudes deportivas de Woods, y no a las personales", dijo a La Nacion Paul Swangard, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Oregón.
Salvo el enigma, todo se va aquietando en los medios. Eso incluye la corriente de chistes de mal gusto que se disparó en los primeros días de escándalo. "¿Saben cuántos hoyos puede Tiger Woods…? (etc., etc.)"
Pero el enigma de fondo sigue siendo el mismo: nadie sabe qué pasa por la mente del ex hombre de hielo.
TAGS: Tiger Woods
Tras el escándalo por sus infidelidades, Tiger Woods lleva 67 días sin mostrarse; seguiría en una clínica por su adicción al sexo; volvería a jugar en Augusta Por Silvia Pisani Corresponsal en los Estados Unidos 02 de Febrero de 2010 - 00:35
WASHINGTON.– Paradojas de la vida: pensar que, cuando –con tanto celo– se negaba a conceder entrevistas, siempre argumentaba que su vida era "muy aburrida".
Hoy, a 67 días de que aquel raro accidente de auto con dos versiones (una oficial, y otra, oficiosa, que habla del intento por ocultar un caso de violencia doméstica protagonizado por una esposa enfurecida, descargando la rabia con un palo de golf contra el auto de su marido en retirada) la vida de Tiger Woods es un misterio.
Un enigma por el que –en sólo diez semanas– la vida de un hombre de 34 años, número uno del golf, ídolo del deporte y la mejor versión del alma serena y reflexiva, se desbarrancó en un escándalo de adulterio, alcohol y –ahora, se sabe también– adicción al juego. Un perfecto Mr. Hyde detrás de un perfecto Dr. Jeckyll.
Hoy, pasados los primeros días en que la borrachera de morbo cabalgó al ritmo de los relatos de amantes y pretendidas amantes (ya vamos por la número 19, y siguen llegando) confesando por televisión las supuestas destrezas amorosas de Woods, la sensación aquí es la del hastío que provoca la repetición.
Todos los días hay una. Y todas tratan de superar el relato de la anterior. "Es un cerdo", dijo quien, hasta ahora, es la última en el listado de partenaires: una modelo de nombre Cori Rist.
Pero, más allá del circo de un harén enloquecido, Tiger no habla desde el 12 de diciembre. Ese día, dos semanas después del estallido del escándalo, admitió en su web oficial las infidelidades y anunció que se retiraba "por tiempo indefinido" del golf profesional. Que lo único que le importaba, mientras tanto, era recuperar a su familia. Si eso era posible. Y pedir disculpas por la decepción que causaba.
¿Qué fue desde entonces del ídolo caído? Supuestamente, pasa sus días internado en una clínica para "superar" el problema "de su adicción al sexo". Signifique esto lo que signifique.
El sitio elegido es la clínica Pine Grove Behavioral Health, en Hattiesburg (Mississippi), un centro que lidera el doctor Patrick Carnes, reconocido experto en temas de adicción al sexo y autor de varios libros, entre ellos, uno titulado "Don’t call it love" (No lo llames amor) que, por cierto, y alentado por el "Caso Tiger", ha vuelto a las góndolas de las librerías."Este tipo ya no será la cara para el aviso de relojes caros, pero sí que ayuda a vender libros de sexología", ironizó ante La Nacion un empleado de la librería Brooks, a tres cuadras de la Casa Blanca.
¿Es Woods el chico de la foto que se pasea por los alrededores de la clínica, aquella que apareció en el diario Daily Mirror? ¡Quién lo sabe! La clínica no lo confirma. Y dentro de la privacidad –o lo que queda de ella– con la que pretenden manejarse estas cosas, sí se sabe que un tratamiento "básico" allí no baja de los 60.000 dólares y que suele durar 18 semanas.
En ellas, se pasa por varios ejercicios. Un período de castidad absoluta, un examen permanente de conciencia en el que –al igual que con los maridos golpeadores– hay que escribir en una libretita cuáles son los "fantasmas" y las "fantasías" que se adueñan de la mente antes de perder el control. Y otro, más bravo, que consiste en confesar a la pareja el detalle de lo que se hizo, dónde y con quién. Una "verbalización" que ayude a espantar el tabú, explica el texto, en el que –para quien quiera saberlo– se define como "adicción al sexo" al comportamiento obsesivo-compulsivo con un componente sexual. Es decir: cuando el sexo controla y determina otros ámbitos de la vida.
Quienes ven el vaso de agua medio lleno, dicen que de esto –y de todo lo que lo rodea en cuando a pérdida de control– se sale. Quienes lo ven medio vacío, aseguran que la internación tiene mucho de intento judicial para evitar el divorcio que, de concretarse, podría ser el más caro de la historia. Los cálculos –que ya se ensayaron– dicen que a Elin Nordegren, la modelo sueca con la que Woods se casó hace seis años y con la que tiene dos hijos, le corresponderían no menos de 300 millones de dólares de los 1000 que se calcula que acumuló el jugador. Ella, lo único que ha dicho, es que hará lo necesario para evitar que sus hijos sufran lo que ella sufrió cuando se separaron sus padres.
Con todo esto, ¿cómo volver al golf o, en tal caso, cómo hacer para volverse inmune al latigazo de la calumnia murmurada mientras se mide la mejor forma de pegarle a la pelotita?
Los optimistas dicen que Woods vuelve para el Masters de Augusta, primer major de la temporada, en la primera semana de abril. El golf celebraría: con la economía en recesión y sin la gallina de los huevos de oro, conseguir auspiciantes y dinero para los torneos se está haciendo cuesta arriba al negocio. En lo personal, a Woods el escándalo ya le cuesta caro: General Motors, ATT, Procter and Gamble y Tag Heuer le retiraron los auspicios. Nike, la firma de indumentaria deportiva, en cambio, se mantiene firme. "Para ellos es fácil. Porque apuntan a las inobjetables virtudes deportivas de Woods, y no a las personales", dijo a La Nacion Paul Swangard, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Oregón.
Salvo el enigma, todo se va aquietando en los medios. Eso incluye la corriente de chistes de mal gusto que se disparó en los primeros días de escándalo. "¿Saben cuántos hoyos puede Tiger Woods…? (etc., etc.)"
Pero el enigma de fondo sigue siendo el mismo: nadie sabe qué pasa por la mente del ex hombre de hielo.
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Ronaldinho, acusado de organizar una fiesta que duró tres días
El astro brasileño habría reservado durante 72 horas una lujosa suite de un hotel en Milan; todo fue previo al clásico con Inter, en el que el equipo de Mourinho ganó 2-0 02 de Febrero de 2010
FotosSegún el diario italiano Corriere della Sera, la fiesta que organizó el delantero con sus amigos costó 75.000 euros - AP
MILAN, (Télam).- El crack brasileño Ronaldinho, del Milan, fue acusado de haber organizado una fiesta con amigos que duró tres días en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad italiana, previo al clásico ante el Inter que su equipo perdió 2-0 el domingo 24 de enero, por la 21ra. fecha del campeonato.
La noticia fue difundida hoy por el diario milanés Corriere della Sera, que asegura en un artículo en primera página que el brasileño reservó durante tres noches una lujosa suite en uno de los hoteles más importantes de Milán, y organizó una fiesta con sus amigos que le costó 75 mil euros.
El clásico milanés jugado hace nueve días finalizó con triunfo del Inter con los goles del argentino Diego Milito y el macedonio Goran Pandev, y Ronaldinho cumplió una actuación discreta, además de fallar un tiro penal que atajó su compatriota Julio César.
El delantero fue muy criticado durante su estadía en el Barcelona por organizar ese tipo de fiestas, pero en Italia las había dejado atrás.
El periódico italiano agrega que Ronaldinho abandonó el hotel el sábado y fue directamente a Milanello, centro de entrenamiento del equipo, para la concentración previa al clásico de la ciudad, que su equipo perdió pese a jugar desde los 22 minutos del primer tiempo con un hombre más, tras la expulsión del holandés Wesley Sneijder.
El astro brasileño habría reservado durante 72 horas una lujosa suite de un hotel en Milan; todo fue previo al clásico con Inter, en el que el equipo de Mourinho ganó 2-0 02 de Febrero de 2010
FotosSegún el diario italiano Corriere della Sera, la fiesta que organizó el delantero con sus amigos costó 75.000 euros - AP
MILAN, (Télam).- El crack brasileño Ronaldinho, del Milan, fue acusado de haber organizado una fiesta con amigos que duró tres días en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad italiana, previo al clásico ante el Inter que su equipo perdió 2-0 el domingo 24 de enero, por la 21ra. fecha del campeonato.
La noticia fue difundida hoy por el diario milanés Corriere della Sera, que asegura en un artículo en primera página que el brasileño reservó durante tres noches una lujosa suite en uno de los hoteles más importantes de Milán, y organizó una fiesta con sus amigos que le costó 75 mil euros.
El clásico milanés jugado hace nueve días finalizó con triunfo del Inter con los goles del argentino Diego Milito y el macedonio Goran Pandev, y Ronaldinho cumplió una actuación discreta, además de fallar un tiro penal que atajó su compatriota Julio César.
El delantero fue muy criticado durante su estadía en el Barcelona por organizar ese tipo de fiestas, pero en Italia las había dejado atrás.
El periódico italiano agrega que Ronaldinho abandonó el hotel el sábado y fue directamente a Milanello, centro de entrenamiento del equipo, para la concentración previa al clásico de la ciudad, que su equipo perdió pese a jugar desde los 22 minutos del primer tiempo con un hombre más, tras la expulsión del holandés Wesley Sneijder.
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