viernes, 21 de mayo de 2010
FALTA ONGANIA CUANTA SIMILITUD
CURIOSAMENTE LOS HECHOS SE REPITEN
Partido de Ida
Milan de Italia 3 (Sormani 2 y Néstor Combín), Estudiantes de La Plata (Argentina) 0
Jugado el 8 de septiembre de 1969 en el estadio "San Siro" de Milán.
Milan: Cudicini; Malatrasi, Anquiletti, Rosato y Schnellinger; Lodetti, Rivera y Fogli; Sormani, Néstor Combín (Rognoni) y Prati. DT: Nereo Rocco
Estudiantes de La Plata: Alberto José Poletti; José Hugo Medina, Ramón Alberto Aguirre Suárez, Raúl Horacio Madero y Oscar Malbernat; Carlos Salvador Bilardo, Néstor Togneri, Juan Miguel Echecopar (Felipe Ribaudo) y Eduardo Raúl Flores; Marcos Norberto Conigliaro y Juan Ramón Verón. DT: Osvaldo Juan Zubeldía.
Partido de Vuelta
Estudiantes de La Plata (Argentina) 2 (Aguirre Suárez y Conigliaro), Milan de Italia 1 (Rivera)
Jugado el 22 de octubre de 1969 en el estadio "La Bombonera" de Buenos Aires.
Estudiantes de La Plata: Alberto José Poletti; Eduardo Luján Manera, Ramón Alberto Aguirre Suárez, Raúl Horacio Madero y Oscar Miguel Malbernat; Carlos Salvador Bilardo (Juan Miguel Echecopar), Daniel Romeo y Néstor Togneri; Marcos Norberto Conigliaro, Juan Alberto Taverna y Juan Ramón Verón. DT: Osvaldo Juan Zubeldía
Milan: Cudicini; Malatrasi (Maldera) y Anquiletti; Fogli, Rosato y Schnellinger; Lodetti, Rivera, Sormani, Néstor Combín y Prati (Rognoni). DT: Nereo Rocco
Estudiantes se fue de la Copa con escándalo
06:56|Derrotó 2-1 al Inter, pero no le alcanzó. Sobre la hora, el equipo brasileño marcó el gol de visitante, que le dio el pase a semifinales. Apenas terminado el partido se desató una batahola entre varios jugadores.Por: Oscar Rubén Barnade
LA CHISPA. Desábato lo encara a Abbondanzieri. (Marcelo Genlote)
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El Pato, duro: "Desábato tiene sus problemitas"
La escena violenta, el desenlace, poco tiene que ver con el juego, con eso que llevó a este Estudiantes a pelear por la Copa Libertadores y el torneo local hasta el final. Esta eliminación, con escándalo, opaca la imagen de un equipo que supo lucir hasta donde le dio la nafta, hasta esos minutos finales del partido que trajeron, inevitable, el gol del Inter, el de la eliminación. Leandro Desábato encaró a Roberto Abbondanzieri, le tiró un cabezazo, Lauro, el arquero suplente, se metió a golpear a cuanto pasara cerca, los jugadores empezaron a correr y fue todos contra todos. La imagen, pobre, duró unos pocos minutos, pero manchó la noche, al margen del golpe por este 2 a 1 con sabor a derrota para el campeón.
Hizo casi todo bien Estudiantes. Al menos, hasta que las piernas respondieron. Esa función de Verón, en buena parte del encuentro, bien puede anunciar al volante que -al menos desde las intenciones- tendrá el seleccionado argentino en Sudáfrica. Ordenador del juego, punzante en cada pase, pensante en la decisión del último toque y sacrificio para poner energía a todas y cada una de las pelotas a disputar. Con esa bandera como estandarte, a Estudiantes se le simplificó una ecuación que, de entrada, asomó como algo más complicado. En la jerarquía, es ese balón cruzado de mitad de cancha para que Leandro González ingresara por detrás de la defensa y anotara el primer gol -siempre el más difícil de la serie- quedó en exposición la capacidad de este calvo de piernas largas que juega muy bien con la cabeza.
De esa emoción, luego torbellino por encanto natural entre el público y los jugadores, nacieron esos tres minutos donde el equipo de Alejandro Sabella se volvió a poner la ropa de candidato. Enzo Pérez tomó la pelota por la derecha, miró el arco y la clavó en el ángulo desde el vértice del área. Un golazo, tremendo, para enmarcar por siempre, al margen de la protesta de los futbolistas del Inter porque, en el momento del remate, había dos balones en el campo de juego (aunque de ningún modo confundieron la escena de la jugada). Con eso, con el sacudón de calidad técnica y prestigio, Estudiantes sacó la diferencia necesaria para acceder a la semifinal. Para soñar otra vez con un título internacional.
El desarrollo, que antes y después de los goles fue bastante similar, el conjunto brasileño encontró pocos caminos para llegar hasta Agustín Orion. Porque Andrés D'Alessandro nunca dio con un socio de ataque, porque apenas alguna intención individual de Alecsandro -un remate que Orion tapó en dos tiempos- y aventuras que no llegaron a generar peligro en acción elaborada, pero sí en un tiro libre de Andrezinho que atajó el arquero. Era escasa la oferta de Inter, pero sí una señal de alarma que Estudiantes entendió desde el comienzo del segundo tiempo, cuando Marcos Angeleri reemplazó a Leandro González para jugar con cinco defensores.
Los argumentos para entender las modificaciones de esquema y propuesta en este equipo nacen, inevitablemente, del cansancio por esa apuesta a la doble competencia. Esos 29 partidos en 111 días, demasiado para el aguante al que se aferró en casi todo el segundo tiempo. Se metió atrás, para acertar en una contra y liquidar la serie, pero no fue agresivo en ataque -apenas un tiro de José Sosa que pasó cerca- y el conjunto brasileño, que esperó el momento, se decidió a ir cuando vio que el local empezaba a quedarse sin aire, sin tenencia de la pelota, sin nada. De todos modos, en la generación de juego nadie era capaz de imaginar un gol. Incluso, los hinchas habían largado los festejos a puro humo, a bengala abierta detrás de Orion. El arco se veía nublado cuando Giuliano le pegó cruzado y el balón tocó la red. Y el silencio.
El cero en ofensiva que se sacó en Porto Alegre le pasó factura. La eliminación trajo dolor. Y bronca. Y golpes. Y escándalo al final.
el sr. abondanzieri se la pasó incitando a la tribuna y buscando lo que se produjo, la sacó muy barata porque Desábato será un marcador considerado duro pero no sabe golpear. prueba que en el pretendido cabezazo se cortó la ceja. no coincido en que haya similitud, salvo hablar de gresca al final como en tantos partidos en todas partes.
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